“Aprovecharon que uno de los choferes abrió la puerta y entraron. Nos amenazaron y tiraron al piso”, expresó Raúl Alberto, uno de los inspectores de la Línea 5 de colectivos que sufrió un violento atraco. “Nos pedían plata y que abramos una caja fuerte, pero acá eso no tenemos. Pasamos un mal momento realmente”, dijo el hombre. La empresa tuvo sus puertas cerradas para el público dos días para que sus empleados se pudieran recuperar del ataque.

El asalto ocurrió el miércoles en Ecuador al 4.600 frente a la plaza Los Tarcos. Allí está ubicada la oficina y “parada”, como así lo definió Raúl en la entrevista de LA GACETA.

“Todos los choferes paran acá para ir al baño o tomar un café, y siguen el recorrido”, dijo. Además, allí se realiza la venta de abonos escolares, sociales y carga de la tarjeta para el viaje de los pasajeros, según informó Alberto.

Mientras la empleada atendía a un grupo de chicos que habían ido a comprar el abono dos jóvenes se bajaron de una moto y se pararon detrás de este grupo simulando ser clientes. Según unos testigos, había un tercer sospechoso a metros de la oficina.

Sorpresa

“Estaban parados ahí y pensamos que querían cargar su tarjeta o algo. Justo llegó un chofer para buscar agua, abrió la puerta y ahí entraron estos tipos. Uno de ellos agarró a la empleada y otro se vino para donde estábamos con mi compañero”, relató Raúl.

El hombre contó que los ladrones los amenazaban apuntándolos con el arma y diciendo “dénme toda la plata, total no es de ustedes. No les tiene que doler”.

Luego, los asaltantes obligaron a los empleados a que se tirasen al piso y a que no hablaran entre ellos.

“Hubo mucha tensión porque los asaltantes iban y venían, mirando para todos lados. Querían a toda costa la plata que estaba en la caja fuerte. Encima estaba de camisa celeste y rogaba que no piensen que era ‘milico’, si no era boleta. Ellos se enajenan con los policías”, agregó Alberto.

La mujer, mientras tanto, entre lágrimas y desesperación, entregó la recaudación del día a los ladrones que la amenazaban apuntándole en la cabeza con el arma. “Ella sigue en shock. Está mal y decidimos no atender al público el jueves y viernes, por su estado”, agregó el testigo.

El vocero de la firma dejó en claro además que, a pesar de que pidieron una custodia policial por lo sucedido, jamás tuvieron respuesta por parte de las autoridades.

“Acá no hay policías ni tenemos seguridad. Esta zona es tierra de nadie. Incluso hasta la plaza que está a la vuelta tiene dos agentes, pero vos pasás y los ves jugando con el celular. Así no sirve, ellos tienen que hacer su trabajo y cuidar”, explicó.

“No hay nadie que cuide”

A metros de la parada de los choferes, funciona un jardín de infantes en donde, según el representante de la empresa, asaltan a diario a las maestras y a los alumnos. “Viven asaltando por acá. ¿Usted en algún momento del trayecto que hizo pudo observar a un policía? No. No hay nadie que cuide. Mucha gente es atacada cuando espera el colectivo o en la plaza”, comentó.

El inspector dijo que los asaltantes se llevaron $50.000 que estaban dentro de un armario de la oficina, y teléfonos celulares de los cuatro empleados que estaban en la oficina.

“Uno lamentablemente se acostumbra a esto. A mí me asaltaron muchas veces cuando era chofer y vi muchos robos a mis compañeros. Vivimos ya sabiendo que esto pasa. Es horrible pero es así. Por suerte no nos lastimaron, si no sería otra la historia”, agregó.

A cualquier hora

Los empleados dijeron que viven atemorizados ante la ola de robos que azota a la provincia y exigen seguridad en la zona. “Necesitamos que al menos uno o dos policías estén custodiando la cuadra; es muy peligroso y te asaltan a cualquier hora. Esto sucedió en plena tarde. Necesitamos una solución, así no se puede vivir”, concluyó Raúl. (Por Luciana Nadales)